Cavalieri no va más

Era la crónica de una muerte anunciada. Se lo habíamos contado tras el partido contra Cobreloa: “Cavalieri tiene las horas contadas en el Uní Uní”.

Y es que en la nueva realidad del fútbol, donde hay dueños, es muy difícil darse “gustitos”.

Y en eso se equivocó el técnico. Pensó que podía hacer y deshacer, sin tener que rendirle cuentas a nadie. Guste o no guste, moleste o no la forma en que se relaciona, Raúl Delgado ejerce su autoridad. Tiene el club ordenado, no le debe un peso a nadie. Es uno de los pocos equipos que respeta la reglamentación.

Y cuando se viene a entrenar al Uní Uní, se sabe que Delgado contrata a los jugadores y  define el esquema futbolístico: 4-5-1. Quien no respete eso lo va a pasar mal. Y ahí comenzaron los problemas con Cavalieri.

En la pretemporada, el técnico probó un sistema distinto al que llena el gusto al dueño. Fue llamado a terreno y no le gustó la forma. Aún no comenzaba el campeonato.

Después ocurrieron otros problemas con la alimentación, la logística y algo que molestaba sobremanera al extécnico de Palestino, que en el Complejo estuviera gente que él no conocía. Es desconfiado el hombre.

Tras el comienzo del campeonato, Unión San Felipe alternó triunfos y derrotas. Pero Cavalieri nunca logró darle funcionamiento al equipo. Se sustentaba en las individualidades, que este año le han dado una jerarquía pocas veces vista a la oncena.

Además, la dirigencia considera que se trabajaba poco y mal, y que el estado físico de algunos jugadores es paupérrimo.

A esto hay que sumarle que Cavalieri viajó a fines de abril a Argentina, a resolver temas personales. No pidió autorización; avisó, pero no le dijo nada a Delgado.

El plantel trabajó al menos dos días sin él. Y los días libres comenzaron a sumarse. Como dijo César Valenzuela después de ganar en Santa Cruz: “el cuerpo técnico nos regalonea”.

La última reunión cara a cara entre el dueño y el entrenador fue dura, muy dura. Terminó a los gritos.

Cavalieri y el plantel tuvieron un alto nivel de lealtad. Pero la paranoia del estratega mató eso. En los últimos minutos del partido contra Cobreloa, tuvo una reacción infantil contra el arquero Heredia, de irregular desempeño.

Le dijo cosas imposibles de reproducir acá, las que fueron escuchadas por la gente que estaba cerca de la banca. Eso redundó en que algunos jugadores le enrostraran al portero sus fallas y la responsabilidad que tuvo en el segundo gol loíno. Lo culparon por el empate.

Los gritos se escuchaban fuera del camarín. Afortunadamente, la sangre no llegó al río.

Antes, al salir de la cancha, Germán Cavalieri enfrentó a la gente que le manifestaba su molestia por el funcionamiento del equipo. Fue provocador, altanero y poco inteligente. Y ahí se selló su futuro, como lo señaló el Gerente de Unión San Felipe, Eduardo Olivares.

Como dijo Olivares, ante Recoleta el equipo será dirigido por el entrenador de inferiores, Miguel Sánchez. Para el partido contra Universidad de Concepción, ya debería estar en funciones el nuevo cuerpo técnico.

Según se ha dicho en las oficinas del Complejo, debería ser alguien a quien la Sociedad Anónima conozca y además confíe. Y ahí no hay muchos nombres.

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