Venegas no quiere ser gordo

Venegas es un hijo de la política; pero al mismo tiempo, es un hijo de Aconcagua. Socialista-Aconcagüino. Partió de este valle, como orgulloso hijo de profesora y de ferroviario, a demostrar que la vida no le quedaba grande.

Y se construyó a sí mismo. Fue presidente de la Juventud Socialista de la Región, integrante del Comité Central y de la Comisión Política. Es parte del Colectivo de Identidad Socialista, lote interno del PS del ex alcalde Sadi Melo, con quien trabajó en la Municipalidad de El Bosque.

Nelson no partió de la nada. Tenía respaldo político. Y fue construyendo su espalda electoral en una comuna pequeña de Aconcagua.

Cada cierto tiempo aparecía: Aquí estoy yo, decía. Su liderazgo comenzó a trascender los límites de Calle Larga, la idea de encabezar la Corporación Aconcagua Región lo motivó a ir por más.

Y es que en él habitan dos Venegas: el campechano y el ambicioso. Y no siempre van de la mano, ni están de acuerdo.

Y así llegó a ser diputado. Desde una de las comunas más pequeñas de la región, construyó una potente base electoral superior a los 25 mil votos.

Y Nelson se coinvirtió en parlamentario, con una campaña modesta, llena de mística y en la que llegó a los más recónditos lugares de la región.

Y ha sido un buen representante. Siempre presente y con una gran figuración.

Pero en el Congreso, la alta política lo raptó. Había que votar por uno de los retiros de los fondos de pensiones. Y la presión lo liquidó. Debió votar en contra del pueblo, pero a favor del gobierno.

Y se dio cuenta de que nadie iba a salir a salvarlo ni a defenderlo.

Y fue la primera complicación que vivió en su nueva realidad: con su postura, apoyaba o traicionaba. A quién y para qué.

Y Nelson, el hombre simple que disfruta perderse en los cerros arriba de un caballo para compartir con sus afectos, sintió que la vida le exigía una definición que no quería entregar.

Y toreó la dificultades… Una y otra. Pero Nelson, nuestro Nelson, es fuerte en muchas cosas, pero débil en otras.

No le gusta ser gordo. Y eso lo liquida. Y siempre habla del tema. Por lo mismo, eso le pasó la cuenta en un cargo de gran exposición. Y no midió lo que le podía pasar. Y tomó un remedio que lo expuso. Venegas dio positivo a un control de drogas. Pero puso la cara, asumió el costo y dijo la verdad, su verdad.

El día en que Venegas entienda que no fue elegido por ser gordo o por ser flaco, va a darse cuenta de que, quienes lo llevaron al parlamento, lo hicieron porque interpreta los sueños de mucha gente que nunca ha sido tomada en cuenta. La que siempre fue ninguneada.

Y ellas y ellos, van a querer siempre a Venegas. Al gordo o al flaco.

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