La amplia construcción ubicada en San Martín, entre Yungay y Toro Mazote, pertenece al Estado, que la ocupaba para desarrollar un programa del Servicio Nacional de la Mujer y que, tras un incendio, fue desalojada.
Durante décadas, esa fue la casa familiar de doña Eliana Silva y su esposo, don José Venegas. Cuenta la historia, que sus muros fueron testigos de conversaciones, diálogos y entendimientos, a fines de la Dictadura y a la vuelta a la Democracia.
Por su bello parque, a orillas de la piscina, pasaron los protagonistas de la vida republicana nacional; leyó bien, nacional y no local. Pero tras enviudar, doña Eliana decidió dejarla y cambiarse a una residencia más pequeña, al lado del Colegio Alonso de Ercilla.
Las fragancias de la alta alcurnia fueron reemplazadas por el olor a humo; la luz fue cambiada por la oscuridad. Hoy, es una Casa Okupa
Este fin de semana, y por enésima vez, un grupo de personas de mal vivir trató de ingresar a dicho lugar, que había sido clausurado hace unos días.
Así lo informó el Director de Seguridad de la Municipalidad de San Felipe, Felipe Olivares.
El mayor foco de incivilidades es el antiguo Gimnasio Pacific de calle Toro Mazote. Tras su cierre, se transformó en un lugar abandonado, donde fue derribado un muro divisorio que permite conectar internamente con la casa de San Martín. El terreno pertenece a la Familia Bartsch, fundadora de la cadena de recintos deportivos. Tras la trágica muerte de tres de sus integrantes, no hay una contraparte para buscar soluciones. Esto, pues se trata de un bien privado, donde el Estado, y sus múltiples organismos, no pueden realizar actividad alguna.