Juan Carlos tenía buen trato, era sociable y deportista. Un hombre de iglesia, con una vida tranquila. Hasta hoy.
Siempre le contestaba el teléfono a su esposa, una querida funcionaria del Servicio de Salud. Hasta hoy.
Ella tenía llaves de su oficina. Pero hoy, algo no le cuadraba. Y partió para allá. Atravesó la Plaza con angustia, bajó por Prat hasta Traslaviña. Y subió. Subió hasta la oficina de Juan Carlos; y su angustia, sus temores, se transformaron en pena, en dolor y en llanto, al verlo y hablarle y no tener respuesta.
Juan Carlos Acuña Ibacache era un hombre de esfuerzo. Era de la Parrasía. Tenía 49 años. Había estudiado en la Escuela Agrícola. Era técnico y trabajó en el campo por años. Pero quería ser más. Y estudió derecho. Y llegó a ser Abogado. Y un buen Abogado. Se formó con Don Juan Ocampo. Y aprendió con él.
Al mismo tiempo, Juan Carlos y su esposa participaban activamente en la Iglesia Sagrada Familia, donde integraban el coro de la misa de los domingo.
También era deportista. Su afición por el basquetbol lo llevó a participar, tanto él como sus hijos, en San Felipe Basket. Fue Presidente de la Asociación de nuestra ciudad y Secretario Nacional de la Federación.
Hay impacto en San Felipe. Juan Carlos Acuña Ibacache era conocido, muy conocido. Y muchos lloran su partida. Sólo se escuchan buenas palabras de él.
Por qué pasó esto? Es un misterio. Se podrán especular muchas cosas. Pero la verdad se la llevó Juan Carlos. Y esa, esa es la única verdad.
La familia informará oportunamente la hora de su funeral y el lugar donde se realizará.
