Zalo Reyes se presentó el 4 de noviembre del 2021 en el Club San Felipe, hoy conocido como Patio 21. Un día antes había celebrado su cumpleaños 69. Estaba contento, pero disminuido. Muy disminuido. No era una persona autovalente. Pero su enorme calidad, carisma y simpatía, le permitían salvar cualquier complicación, aunque ésta fuera física o, incluso, la de su propia voz. Local lleno. El público lo aplaudió y se tomó fotos con él. Fue la última vez que vino a vernos.
Luis “Beto” Henríquez es el actual concesionario del Club San Felipe. Contador de profesión, antes tuvo el recordado Pub Mediterráneo de San Felipe y el Místico en Los Andes. Le encantaba Zalo Reyes. Siempre lo trajo a Aconcagua. Era “sandía calada”. Su muerte lo golpeó. Y fuerte.
¿Cuál fue el mérito de Zalo Reyes? El Gorrión de Conchalí le dio un nuevo status a la música cebolla. La llevó a la televisión, a los estelares de Vodanovic en TVN, en plena dictadura. Estuvo en Viña y la reventó. El éxito lo sobrepasó y la conjunción de mujeres, droga y alcohol, le pasó la cuenta. Era un ídolo. Y los ídolos no son perfectos. Tienen luces y sombras. Pero nunca dejan de ser ídolos.
El Gorrión de Conchalí, el Zalo, partió. Se lo llevó la diabetes. Lo habían dado de alta, había estado en coma inducido, pero no pudo más.
Parte el hombre y queda la leyenda. Quedamos con una lágrima en la garganta, llorando junto a María Teresa y Danilo, acorralados, buscando El Ramito de Violetas, como cada 9 de noviembre. Ese día, para todos, es el día de Zalo Reyes. Aunque Boris Leonardo González Reyes, haya nacido un 3 de noviembre.