Por Eugenio Cornejo Correa
No debo haber sido el único que lloró cuando le avisaron que había muerto Claudio. Y es que Claudio Alfonso Villar Díaz, ocupaba, ocupa y ocupará un lugar importante en nuestro oficio, el del reporteo, del periodismo, de la comunicación.
Su partida nos tomó por sorpresa, pues si bien “El Decano” ya había sufrido problemas cardíacos, el 2005 y el 2020, en el que incluso debió operarse; estaba bien, se le veía bien. Vestía colores alegres, era un abuelo chocho de Gabriela, Amparo y Farid. Y hasta su último segundo de vida, a los 65 años, disfrutaba andar en bicicleta.
Lo debo haber conocido el año 84, cuando él ya hacía Radio en La Preludio, en un cuarto piso de calle Merced frente a la Plaza de San Felipe.
En ese tiempo, se pagaba poco y mal, y Claudio Villar era figura, junto a un gran grupo. Despues fue a la Radio Provincial de Putaendo, a liderar un proyecto comunicacional de don Emiliano Caballero, un conocido dirigente de la Democracia Cristiana.
A fines de 1996, su vida comienza a dar un giro muy importante. El asesinato del conscripto Pedro Soto Tapia lo acerca a Televisión Nacional de Chile. Y se convirtió en su corresponsal en el Valle de Aconcagua. Su buen trabajo, disposición, manejo de los contenidos y su facilidad de palabra, lo transformaron en un tipo confiable. Y le empezaron a dar más responsabilidades, como la cobertura de Pinochet tras su vuelta desde Londres. Y al comienzo del 2000, ya era habitual verlo en vivo en la Televisión Pública.
Y las autoridades de TVN decidieron llevarlo a Santiago. Reporteaba toda la noche y entregaba su resumen de notas policiales en el primer informativo.
Y siguió creciendo. Llegó a ser el editor del trasnoche. O sea, jefe. Y eso no es menor, pues si bien Claudio Villar no estudió en la universidad, fue periodista de alma, de calle y de olfato.
Ahhh. Y viajaba todos los días a Santiago en el bus de las 20 horas. Y volvía al día siguiente a San Felipe, en el de las 9 de la mañana. Muchas veces llevó su bicicleta en el maletero y viajaba en ella desde el Terminal hasta Bellavista 0990.
Lo despidieron hace un lustro del canal estatal. Dicen las malas lenguas que le pasaron la cuenta, tras dejar de ser dirigente sindical. En esa condición, fue parte de una dura negociación colectiva, que lo dejó entre ceja y ceja con los ejecutivos.
Pero cerró con dignidad su paso por la televisión y se volvió a instalar profesionalmente en la zona. Y nunca fue viudo del pasado. Ni se quedó pegado en su historia más exitosa. Su humildad y don de gente eran más poderosos.
Tuvo ganas, muchas ganas de irse a Valparaíso, ciudad que amaba, para instalarse con un bar. Un bar como esos de los cerros; cerveceros, con murallas pintarrajeadas, con ambiente lúgubre, con onda, con mucha comida.
Pero lo instaló en San Felipe. Y así nació La Barra, junto a Rodrigo Clarke y a Claudio Gómez. Y su término no lo derrumbó. Había encontrado lugar en el Pub Tribu. Y ahi estaba disfrutando, con el apoyo de sus hijos Sebastián y Francisca.
Hizo radio de vuelta en San Felipe; estuvo en el equipo fundacional de Radio Líder, y en Preludio, su casa de siempre, hasta el último día.
En dos oportunidades, le planteamos la posibilidad de trabajar en Radio Aconcagua. Es que tener a Claudio Villar no era cualquier cosa. El tipo leía mucho y te exigía intelectualmente, algo super motivante. Le decía no hay plata en San Felipe para pagar lo que realmente vales.
Pero no se dio. Por alguna razón habrá sido
Cuando Claudio tuvo su anterior episodio cardíaco, me sentí más cerca de él. Siento que no dejé de decirle cuánto lo apreciaba; pero por sobre todo, cuánto lo respetaba. El tuvo conmigo un par de episodios recientes, de tremenda generosidad, que no tenía para qué hacerlos. Pero demostraron su calidad humana
Villar se armó una vida mejor que la que inicialmente tenía, de joven, diseñada para él y su familia. Pero vio oportunidades, corrió detrás de ellas, las aprovechó y fue más, siempre más. Y cuando llegó el momento de buscar nuevos desafíos, también los llevó de la mano.
Un ejemplo de meritocracia.
El funeral de Claudio Villar Díaz será este sábado en la Parroquia de Andacollo a las 3 de la tarde. Y más que un minuto de silencio, Claudio querido, te brindo un minuto de profundo respeto. Siéntete orgulloso, porque fuiste el mejor.