Unión San Felipe sumó a seis futbolistas para salir de la última posición del torneo y salvar la categoría.
La regla dice que en el receso se podía incorporar a tres jugadores. Así llegaron el arquero Paulo Garcés, el defensor Facundo Monteseirín y el mediocampista Juan Pablo Miño.
Pero el equipo aconcagüino pudo sumar a tres más, recurriendo a todas las posibilidades que dan las bases y el reglamento del torneo. De esta forma, retornó Francisco Salinas desde Coquimbo, donde estaba a préstamo. O sea, era del club. Por la lesión del central Reinaldo Ahumada, quien estará más de 6 meses fuera de las canchas, entró el delantero Leandro Basán.
Y este jueves aparecerá en “El Predio” Yair Marín, central de 34 años con amplia experiencia en el ascenso argentino. Llega en el lugar de Guillermo Guaiquil, quien volvió a Huachipato; al tratarse de un cambio a una división distinta a la de los albirrojos, liberó un cupo y permitió la incorporación del zurdo.
Y como si fuera poco, se renovó por completó el cuerpo técnico. Ahora Damián Muñoz, de pasada buena campaña en Curicó, encabeza la banca. El estratega siente que día a día el equipo va interpretando lo que quiere ver en cancha, de cara al debut contra los mismos maulinos el domingo 14 en el Municipal.
En paralelo, el dueño del club, Raúl Delgado lidera, en persona, las gestiones en pasillos y oficinas de la Asociación Nacional de Fútbol, para que se sancione a quienes no cumplen con la reglamentación del balompié criollo. La mira está puesta en dos clubes: Curicó Unido y A.C. Barnechea.
Ya sea en las canchas o en las oficinas, o en ambos, Unión San Felipe busca salvarse a como dé lugar. El propio Delgado encabeza a los Optimistas de Parrasía y ha dicho, a quien quiera escucharlo, que el Uní Uní no va a bajar.
Que Dios lo escuche, y que el diablo se haga el sordo.
