Cuando llega a un Ministerio, sabe a lo que va. Durante 3 años, ella estuvo del otro lado. Era quien debía recibir. Ahora, es quien va a pedir. Y sabe como hacerlo.
Carmen Giselle Castillo Taucher, es médica pediatra. Tenía su consulta en Avenida Maipú. Simpática, buenamoza, de buen trato, rápida en la toma de decisiones, pero estructurada en exceso, con la vuelta a la democracia se sumergió en el sistema público de salud. Fue parte de un equipo potente, donde importaba, pero no como hoy, la militancia. Pero por sobre todas las cosas, mejorar lo que había. Y se sacaron adelante grande desafíos. Hospitales, y un largo etcétera.
La Dra. Castillo navegaba con tranquilidad, hasta que llegó Piñera por primera vez al Gobierno. Ya habían pasado 6 meses y ella seguía como Directora de Salud. Los representantes locales de la derecha pedían su cabeza reiteradamente. Sentían que no era funcional a la causa. Incluso, en una reunión efectuada en el Club Arabe de San Felipe, se vivió la paradoja de que el Ministro Jaime Mañalich le dijo a los operadores políticos locales: “tienen una directora de salud de lujo”. Finalmente dejó el cargo.
Carmen Castillo fue, junto a Jaime Amar, artífice de la construcción de San Felipe como ciudad universitaria. Juntos, lograron que la Universidad de Valparaíso se instalara en la ciudad, para impartir carreras vinculadas a la medicina.
Y tras su salida de la Dirección de Salud, asumió la jefatura del Campus San Felipe de la UV. También estuvo a cargo de la salud municipal de Santa María. Hasta que la llamó ella.
La llamó la Presidenta Michelle Bachelet para que se convirtiera en Ministra de Salud. Asumió el 23 de enero de 2015. Y estuvo hasta el final del gobierno.
Posteriormente formó parte del Comité asesor Covid del Gobierno de Piñera, hasta que el Diputado Marcelo Schilling la convenció para ser candidata a Alcaldesa por San Felipe.
Hizo una campaña muy precaria en recursos. Pero cuando llegaba a un sector poblacional, era recibida como una rockstar.
Fue de menos a más. Se convenció de que podía ganar. Se cortó el pelo, volvió a ser la luchadora de siempre, y se puso entre ceja y ceja que “la Ministra de Salud de Bachelet no podía perder en San Felipe”. Y ganó.
En su primer año, ha tratado de limpiar cualquier vestigio de corrupción, malos manejos o turbiedad desde la corporación edilicia. Y lo ha logrado.
Al mismo tiempo, en Santiago su nombre abre puertas. Y lo tiene muy claro. Va a los ministerios y se pasea a sus anchas, convencida de que puede construir un mejor San Felipe.
Y en eso está.
Su última gestión fue ir al Ministerio del Deporte, junto a su equipo técnico, a la Diputada Carolina Marzán y el Core Eduardo León. Llegó a plantear su última patriada. Un nuevo estadio para San Felipe. Está convencida de que lo va a sacar adelante.
Hoy, la gestión de la Alcaldesa Castillo se encuentra desarrollando múltiples proyectos, de vivienda, de infraestructura, y otros más. Uno emblemático es el próximo inicio de la pavimentación de Avenida Pedro de Valdivia. Está convencida de que se le va a mejorar la calidad de vida a los vecinos del sector.
Y no se detiene. Le costó, pero hoy disfruta en el cargo de Alcaldesa de San Felipe. Y sabe que tiene la llave para abrir puertas que van a permitir construir una mejor ciudad, orgullo de Aconcagua