Fue David contra Goliat.
El Roble es un equipo de campo de una comuna pequeña. Y Glorias Navales era el amplio favorito. Un grande de la región.
Pero en el fútbol, la historia no tiene lógica. Los del viento no eran favoritos, pero aprovecharon los regalos. Sin dominar, dieron vuelta una situación adversa.
Y aprovecharon un alarde individual y se quedaron con el triunfo. Le ganaron al candidato por 1 a 0.
Y siempre tuvieron que enfrentar la adversidad. En otras instancias, tuvieron que conseguir como iluminar la cancha para poder entrenar, pues todos trabajaban y sólo podían practicar de noche.
El Roble es, en si misma, una institución llena de historia. De Humildad, de vida, de triunfo.
Como lo cuenta el jugador del campeón, Juan Arévalo.
El Roble ha llenado de fiesta y alegría a Llay Llay. Y así lo reconoce el Alcalde Edgardo González Arancibia.
El siguiente desafío de los hijos del viento será en el Nacional, que este año se desarrollará en le Región del Libertador, en la histórica Rancagua.
