Usted; si usted que está leyendo este texto, puede pensar que este medio tiene algo personal, o algún grado de encono contra el Concejal Ronald Olivares. Y es legítimo que lo crea, aunque sea falso.
Usted que está leyendo puede, derechamente, creer que tenemos algo en contra de él. Y eso va a condicionar su análisis. Y así va a ser. Y difícilmente se podrá cambiar, aunque le entreguemos información certera.
Pero si confía en nosotros, y en nuestra forma de hacer periodismo, le invitamos a seguir leyendo.
Cada una de las intervenciones públicas del Concejal Olivares están acompañadas de algo que le hace perder legitimidad.
Pero a él todo le da lo mismo. Sólo le preocupa saber quien filtró la ocurrido en Viña del Mar, y cobrar el milloncito mensual.
Y es que asegurar que fue secuestrado, y volver como si nada; es enfermizo, casi sicópata.
Y con la gravedad que eso implica; volver a la actividad pública, como Concejal de San Felipe, y no decir palabra alguna, derechamente es inentendible.
Pero Olivares siempre se supera a si mismo. Este martes quiso reaparecer a lo grande y demostró que no está a la altura.
Para cumplir con sus obligaciones de concejal, debía realizar una presentación del curso al que asistió a Viña del Mar, compartir sus experiencias y transmitir a sus colegas lo aprendido.
Pero el informe del Concejal Olivares fue un copy-paste de una nota de prensa que aparece en la página de la asociación de municipios, ARTICULO DE LA ACHM PUBLICADO EL 1 DE FEBRERO
Lea el archivo y ahora escúchelo. Es el Concejal Ronald Angelo Olivares Cruz, este martes en la sesión del Concejo de San Felipe.
El informe de Olivares debe ser RECHAZADO. No es un reporte válido. Es una copia de una nota de prensa, y eso no puede validarse como un documento, pues no lo es.
Lo más seguro es que el Concejal Olivares cumpla su período de 4 años; vaya a la reelección, y gane. Y así seguiremos normalizando lo mismo que criticamos. Lo que encontramos malo, pero que al tener como protagonista a “gente humilde” que llega a ocupar cargos de autoridad, lo relativizamos. Y empatamos, y nos terminamos convenciendo de que ellos también tienen derecho a disfrutar de las “mieles” del poder. Y al final del día, los niveles básicos de quien ocupa cargos de representación popular; honestidad, integridad, decencia, se van a la punta del cerro.