La Alcaldesa y, por añadidura, los vecinos de San Felipe, son quienes resultaron más afectados con “la tormenta de abril”.
Los habitantes de la ciudad vemos con impotencia como esta crisis, nunca antes vivida, inmovilizó a la Municipalidad, que cayó en una preocupante inacción, con comercios clausurados que funcionan, con el incremento de los ambulantes, y la basura que aumenta en todos lados.
En la esquina de Prat-Salinas se deberían resolver los problemas de los vecinos de San Felipe y no provocarlos. Y no ver a ese edificio como una entidad pagadora de sueldos a operadores políticos, incapaces de trabajar en el mundo privado. No podrían. No son capaces.
Pero la gran perdedora de este episodio novelesco es la propia Alcaldesa Carmen Castillo, sobre quien, gente que ella misma contrató, instaló la sospecha de la corrupción.
Aunque no sea corrupta y, aunque lo pueda demostrar judicialmente, Castillo la tiene difícil pues, para un grupo de vecinos, sí lo será. Y no es una cantidad menor, el 60 por ciento de las y los sanfelipeños con derecho a sufragio, no votó por ella.
Pero quien es responsable del momento actual de la Alcaldesa de San Felipe es ella misma: Carmen Gisele Castillo Taucher.
Fue una Ministra de Salud eficiente, que llegó desde la provincia a ocupar el cargo, que acompañó a la Presidenta Michelle Bachelet hasta el final de su segundo mandato.
También fue una correcta Directora de Salud de Aconcagua a la que, en el primer Gobierno del Presidente Sebastián Piñera no se le pidió la renuncia, por lo que trabajó 6 meses para la derecha. Por esos años, en una visita a San Felipe, el Ministro Jaime Mañalich dijo en el Club Árabe que no tenía razones para sacarla del cargo; pero la presión política fue más fuerte, en especial de la Senadora Lily Pérez, y no continuó.
Y Carmen Castillo Taucher llegó a ser Alcaldesa sin saber los marcos regulatorios. Tampoco su equipo cercano, carente de conocimientos municipales. “Pero vamos a aprender”; decían, tras ganar.
De su primer período hay poco para mostrar. Pese a ello, ganó por la dispersión de las derechas, al obtener sólo el 40 por ciento de los votos. El otro 60 votó por otras opciones. En fácil, 4 de cada 10 sanfelipeños apoyó a Castillo, y triunfó.
Rearmó cuadros, pero nuevamente los conformó en solitario y sin un trabajo articulado con su equipo. Y se mostró como una persona desconfiada y errática.
Y pese a que sus personas de confianza, María Teresa Urbina y Hernán Herrera, lideraron su exitosa campaña a la reelección, igualmente terminó prescindiendo de ellos; sin dolor. A ambos los sacó de sus cargos. Urbina continúa en la Municipalidad; como se sabe, Herrera fue desafectado.
Pero vamos más atrás; el 8 de mayo de 2024, el Abogado Felipe Salaya renunció a la jefatura de la Dirección Jurídica de San Felipe, lo que provocó gran parte del escenario actual. Una semana después, Mario Luis Fuentes Romero asumió el mismo cargo.
La historia de desencuentros y traiciones la hemos contado en artículos anteriores.
Entre marzo y abril, Castillo comenzó a darse cuenta de que había una serie de hechos conflictivos; varios de ellos, constitutivos de delito.
Y si ud. continuó leyendo hasta este punto, le contamos que se desencadenaron una serie de hechos complejos. Ahí aparecen los traidores…
Fuentes, junto a dos aliados del Frente Amplio, trató de llegar a convertirse en el asesor principal de la Alcaldesa.
Para ello, no escatimó en cómo hacerlo. Y lo logró…
Tenía tranquilidad, había instalado gente en distintos departamentos. Es más, en el Juzgado de Policía Local dispuso que una de las suplencias fuera ocupada por una persona que, al mismo tiempo trabajaba en su oficina privada.
La forma que tiene Mario Luis Fuentes Romero para actuar en política, es de copar distintos lugares donde puede establecer un poder que lo controle todo.
Aquí, Fuentes se comunica con los Córdova e intenta manejar “el negocio de los áridos”. Y se dio cuenta de que podía, una vez más, corromper el sistema.
Pero, los dueños de la empresa de áridos entendieron de que debían actuar correctamente, sin cometer errores. Hasta que llegó el día en que la Alcaldesa se dio cuenta de su grave error político. Y Fuentes se transformó en una persona no confiable. Y, por esa razón, Castillo fue el sábado 26 a denunciar un presunto fraude al fisco a la PDI.
El lunes siguiente, la máxima autoridad pidió la renuncia a Mario Fuentes Romero, quien tuvo la osadía de pedirle explicaciones por aplicar un sumario, para fiscalizar un contrato entre él y un compañero de universidad.
Ahí, recién ahí, se le pidió la renuncia a Mario Luis Fuentes Romero, quien anunció las penas del infierno contra quienes le “maltrataban”.
Y así lo hizo.
Hoy, en la Municipalidad de San Felipe existen quienes apoyan a la Alcaldesa o a los traidores.
Y aún no se fiscaliza algo aún mayor: el contrato entre Fuentes y su compañero de universidad.
Al final de día. ¿ De qué lado están?