Fue en diciembre, cuando Marcela vio, con sus propios ojos, como el depravado con quien compartía techo, desataba sus bajos instintos con la menor de 12 años, de nacionalidad boliviana.
La niña estaba a cargo del matrimonio, en calidad de guardadores, por orden del tribunal de San Felipe.
Al ingresar a la pieza de la pequeña, vio con impacto, sorpresa y dolor, como su esposo le tocaba sus partes íntimas por encima de la ropa.
Y Marcela lo denunció. H.M. enfrentó a la justicia y quedó libre, pero con cautelares. Una de ellas, abandonar la casa.
Pero H.M. volvió. Porque dicen que el delincuente siempre vuelve al lugar del crimen.
Esto generó indignación en la Villa El Descanso. Nadie lo quiere ahí. Y se lo hicieron sentir en su cara, como lo cuenta el Presidente de la Junta de Vecinos, Marcelo Lara.
La presencia del abusador en la Villa ha generado un fuerte remezón emocional entre los vecinos. Esto provocó una verdadera catarsis la que, por terrible pero esperable que sea, permitió que aparecieran más casos de acoso y abuso protagonizados por H.M. Así lo confirmó el propio dirigente.
Lara dice que desde la manifestación no han vuelto a ver a H.M. en la Villa El Descanso. Y que si vuelve al lugar, se van a organizar y le van a hacer sentir el repudio que le tienen.
Porque, en definitiva, quien quiere vivir con un acosador degenerado al lado de la casa?
Nadie. Absolutamente nadie