La guerra por el agua en Aconcagua

El agua es un motor indispensable de la principal actividad económica de Aconcagua: la agricultura. El vital elemento permite generar productividad; la productividad desarrolla trabajo. El trabajo permite generar ingresos. Y esos ingresos permiten movilizar la actividad comercial local. Con esas ventas, el comercio genera empleo, adquiere materias primas. Se pagan impuestos, en fin. Lo que la economía define como un circulo virtuoso.

La agricultura es, ha sido y será, la principal actividad económica en el Valle de Aconcagua. Por lo mismo, hoy los productores locales y quienes regulan el uso del agua, se encuentran enfrentados, pues sus legítimas y distintas visiones, no logran un punto de encuentro.

El Director Regional de Aguas, Camilo Mansilla, habla derechamente de acuerdos no cumplidos.

El Presidente de la Primera Sección del Río, Javier Crasemann, calificó la decisión del regulador como matonesca. Dijo que en la DGA “son los saqueadores número uno”.

Los regantes se enfrentan a la peor crisis de los últimos 50 años. Más temprano que tarde, esperan recuperar la normalidad en cada una de sus actividades.

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